La mar en Peñas

Una tarde oí en un chigre de Luanco
una triste y vieja historia contar,
que entre sidras, vinos y barajas,
relataban las paisanas del lugar.

Trata de un buen mozo y su desventura,
de su azul amor por el intenso mar
y de cómo en aguas del Cabo Peñas
sardina y bonito salía a pescar.

Pero un día, alegre y de romería
su breve existencia le vino a cambiar
cuando de una joven, la bella Carmen,
el cruel destino le hizo enamorar.

Pobre soy, casi nada y poco tengo.
Pero si tú quieres me has de esperar,
a otras tierras partiré, trabajando
paciente, con fortuna he de regresar.

Amor mío, solitaria me dejas
con mis lágrimas, mi mar y mi penar.
Mi corazón guardará la esperanza
de tu vuelta para podernos casar.

De Candás partió entonces en un barco
para a tierras lejanas poder llegar.
En su mente ella, lo que se deja atrás,
cielos más limpios, sueños de prosperar.

Sin embargo frente al barco apareció
una galerna que le hizo zozobrar.
De todos es sabido que de la mar
y su furia nadie consigue escapar.

Lloró la joven muchos años lloró
hasta de espuma su cabello blanquear.
Y dicen que si en Peñas el viento oyes
es ella suspirando: vuelve al hogar.